martes, 1 de enero de 2019

Entrada cuarenta y seis. La historia cambia cada quince años y durante ellos reposa;


El hombre vive siempre desde ciertas creencias: desde ciertas creencias sobre lo que es el universo y él mismo; sobre ellas se mueven nuestras ideas y opiniones. Pero cuando de verdad creemos en una cosa, esta creencia no se nos presenta como idea nuestra sino como la realidad misma.

En toda fecha, pues, el hombre se encuentra en la amplia colectividad donde nace y halla ante sí, apenas nacido, cierto sistema de creencias; y sobre él cierto repertorio de ideas, de valoraciones, de estímulos. En suma, lo más decisivo para nuestra existencia particular, a saber: un sistema de lo que se considera como posible y lo que se considera como imposible.....

....El cambio que hace cambiar de argumento el drama que es "ser hombre" se sólo el que, grande o pequeño, modifica más o menos la figura general de la vida, el que significa una variación en ese sistema o plano de lo que es posible y de lo que es imposible, que al nacer encontramos siempre ante nosotros definido y vigente.

En este sentido, cuando digo que la historia es cambio no se trata de una vaga afirmación que a nada compromete. Mas aún: a mi juicio, es falso decir que la historia cambia constantemente. La realidad histórica sabe también reposar. La historia cambia cada quince años porque eso es lo que dura el predominio de una generación.

Una generación tiene quince años de gestación y quince de gestión.

Este es el ritmo del cambio histórico. Repito que cada quince años cambia el mundo en que se vive, porque ese mundo es creado por una generación. Y si ahora pasarmos de considerar el ritmo o paso con que la historia cambia, al contenido del cambio mismo, hallamos esta símplisima averiguación:
nuestro segundo amor es el que es porque antes sentimos el primero. Un segundo amor es siempre de otro cariz que el primero precisamente porque lleva éste dentro de sí, conserva su experiencia.


Mirabeau o el político, Contreras o el aventurero, Vives o el intelectual. Ortega y Gasset. Revista de Occidente en Alianza Editorial. Madrid 1986. Pág. 94-96.

No hay comentarios:

Publicar un comentario